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Desde iglesias góticas a brutalistas edificios de estilo soviético, pasando por casas de madera y palacios renacentistas, en Vilna, Kaunas y otras ciudades de Lituania hay interesantes muestras históricas de la arquitectura.
Lituania puede ser un país pequeño en superficie pero grande en cuanto a historia y patrimonio. Por su estratégica posición en el Mar Báltico fue codiciado por sus vecinos más poderosos, y la fusión dinástica con Polonia en el siglo XVI lo llevó a ser el estado más grande de Europa.
Integrante del imperio ruso desde Catalina la Grande, tras breves períodos de autonomía volvió a ser dominado por la URSS; hasta que por fin tras el colapso de ese país pudo ser plenamente independiente desde 1989.
Desde que fue fundada en el siglo XIV Vilna constantemente abrió los brazos a las influencias extranjeras
Esa larga historia se refleja en su arquitectura histórica, como se ve en su capital Vilna. Desde que en el siglo XIV el Gran Duque Gediminas invitó a comerciantes y artesanos a poblar esa flamante urbe, las influencias externas fueron una constante en su evolución.
Del barroco al clacisismo
Por ejemplo, en el casco antiguo se puede ver el Barroco que aflora en la Puerta Basilian, donde las estructuras verticales se elevan de una manera dinámica; en un diálogo del mismo estilo con la iglesia ortodoxa del Espíritu Santo y la de Santa Teresa.
El Barroco fue desplazado en el s.XVIII por el Clasicismo, que apostó por las líneas limpias ante el horror vacui de su antecesor.
Como ejemplos en Vilna se encuentra su catedral, con sus formas cuadradas y triangulares que presumen de simplicidad y evoca las proporciones áureas de la antigua Grecia.
Tampoco hay que olvidar la variada presencia de palacios como el de Chodkiewicz, el de Radziwiłł en el casco histórico o el de la familia Pac; y si se viaja por el interior del país, se pueden visitar las fastuosas residencias de
Trakų Vokė frente a los lagos Galvé y Skaistis, la cercana de Užutrakis (excelente muestra del neoclasicismo francés), la de Palanga de la familia Tyszkiewicz y la del conservatorio Kretinga.
En todo caso, para ver una combinación de estilos de un vistazo se puede visitar el Complejo Universitario de Vilna, que fue evolucionando durante siglos y presenta interesantes combinaciones de arquitectura gótica, barroca tardía, renacentista y clasicista.
Las casas de madera
Un rincón que hay que explorar en la capital es el barrio de Žvėrynas, uno de los más antiguos de la ciudad, que conservan numerosas casas de madera construidas entre fines del s.XIX y principios del XX, cuando el lugar se popularizó como lugar de descanso por su cercanía con el río Neris.
Algunas de estas casas, de vistosos colores, son de un estilo tradicional ruso mientras que otras parecen extraídas de los Alpes suizos, sin olvidar las que presumen de una estética Art-Nouveau.
Otras interesantes construcciones en madera que se pueden ver en el país son el museo de Folclore de Lituania en Kaišiadorys, la Casa Rural de Kleboniškės y el Museo de la Vida Rural de Samogitia, en Telšiai.
Arquitectura contemporánea
En la capital hay varias muestras de arquitectura contemporánea, entre la influencia de la escuela Bauhaus y el aburrido racionalismo de la era soviética, como el Teatro Nacional de Ópera y Ballet, las dinámicas terrazas de la Unión Cooperativa de Lituania, las forma arqueada del Palacio de los Conciertos y Deportes (actualmente abandonado) o el Palacio de las Bodas.
Modernismo en Kaunas
Kaunas, la segunda ciudad de Lituania, fue investida capital provisional tras la anexión polaca de 1920. Su población creció el 66% en 16 años y sus calles vivieron una auténtica fiebre constructiva, tanto de edificios gubernamentales como de viviendas particulares.
El rápido crecimiento de Kaunas en el período de entreguerras llevó a una abundancia de edificios Modernistas y Art-Decó
Muchas de ellas se hicieron en diferentes variantes del Modernismo y el posterior Art-Decó, que llevó a que Kaunas sea designada como Ciudad del Diseño de la Unesco por su arquitectura de entreguerras.
Las mejores muestras se pueden conocer en el distrito de Žaliakalnis, como la iglesia de la Resurrección con su estructura blanca y su fusión de estilos tradicionales y posmodernos que tienen su punto cumbre en la torre de 63 metros, donde hay un espacio de adoración que se puede visitar.
También está la sede de la compañía lechera Pieno Centras, con una fachada de esquina arqueada y grandes ventanas curvas que fue premiada en una exposición de arte y técnica de París.
O el imponente Museo de la Guerra Vytautas el Grande, una obra de Art-Decó de una marcada simetría y con trazar del funcionalismo temprano.
La influencia alemana en Klaipėda
Klaipėda, la tercera ciudad en habitantes, se diferencia de las otras dos por la fuerte influencia alemana por haber estado bajo el mandato de gobernantes de ese país hasta 1919.
Este puerto del Báltico cuenta con varios edificios de madera llamados Fachwerk, con barras horizontales, verticales y diagonales de este material expuestas en las fachadas, donde los espacios intermedios son rellenados de arcilla o ladrillo.
Entre los ejemplos más representativos está el Old Mill Hotel, un antiguo depósito y molino frente al río Dane que logra una interesante maestría para combinar placas de vidrio entre marcos de madera.
También destaca la Galería Baroti, que con 16 metros es la estructura de madera más alta de la ciudad.
Fuente: https://www.economiadigital.es/