- Minimalismo y maximalismo conviven por primera vez desde hace mucho tiempo en un panorama en el que sube lo ‘vintage’ y continúan reinando la naturaleza, la artesanía y las formas curvas.
A la pregunta de ‘cómo decorar un salón’ en 2023 le van a salir muchas respuestas. ¿La razón? Esta temporada, el maximalismo entra ya oficialmente a enriquecer un panorama decorativo saturado de propuestas minimalistas, ofreciendo una perspectiva más colorista, ecléctica y personalizada del interiorismo.
Eso sí, el acogedor minimalismo cálido tampoco nos abandona, dejándose influenciar cada vez más por la decoración mediterránea. ¿Más pistas de lo que viene? Formas redondeadas, materiales naturales, artesanía siempre. Sigue leyendo; ¡te lo contamos todo!
Arriba la imperfección
El auge del wabi-sabi, esa filosofía estética que trata la belleza de las cosas imperfectas, impermanentes e incompletas, nos dejó una herencia que aún perdura: la de mostrar los materiales de una manera natural, raw, disfrutando de la textura de sus imperfecciones.
En sintonía con ello, esta temporada seguirán triunfando los materiales orgánicos al desnudo: “Madera maciza, mármol de alto contraste, piel, fibras, textiles naturales… La belleza de los acabados la aportarán sus texturas e imperfecciones”, afirma Manuel Delgado, Interior Design Manager de IKEA.
Desde Westwing, por su parte, son de la misma opinión: “Los materiales naturales como la madera clara, en crudo, la porcelana y el mármol rosa estarán muy de moda. También en las telas como el algodón orgánico, que veremos en cojines y cortinas, o el borreguito, en butacas y pufs”.
Un buen ejemplo de todo lo anterior: un antiguo molino de viento transformado en casa sostenible en Portugal. Aquí, el suelo está elaborado a partir de azulejos zellige artesanales, y muchos de los muebles elegidos son vernáculos, tradicionales de Cerdeña, muy agrícolas, elaborados con cuerda, madera, paja… También brillan en el diseño la materialidad del mármol y de las piezas de artesanía.
En opinión de Delgado, el terrazo y el cemento también seguirán siendo tendencia, especialmente, en espacios minimalistas, mientras que la cerámica y el barro, que se introducirán en casa a través de piezas hechas a mano, serán un must.
“Subirá la elección de productos de producción local, artesanal y meticulosa, que humanizan y aportan personalidad, trabajando desde la tradición con un espíritu innovador”, matiza. Y tiene razón: no solo Contain ha lanzado tienda online con sus productos honestos, manufacturados y mediterráneos; ¡incluso una gran editora como Zara Home ha puesto a la venta una colección de cerámica de Fajalauza, esa belleza popular granadina!
Por supuesto, continuaremos disfrutando de piezas de materiales reciclados en cada vez más y más editoras. “Aportan valor, creando un impacto positivo y responsable con el medio ambiente”, puntualiza Delgado.
Minimalismo natural y mediterráneo
En relación con todo lo anterior, podemos decir que en 2023 seguirán brillando los espacios minimalistas y sostenibles, vestidos con muebles desnudos, de materiales orgánicos. En este caso, la tendencia se caracteriza por su preferencia por los tonos claros y neutros, como “blancos en diferentes gamas, con acentos cálidos y tonalidades de ocres, grises, lavanda”, según apunta Delgado.
“El minimalismo estará muy de moda, y el ‘menos es más’ será una máxima aplicable a todos los aspectos del interiorismo. Lo importante será crear ambientes que aporten una sensación de amplitud, con muebles que tengan sintonía entre ellos y la decoración justa para complementarlos”, explican desde Kave Home.
En efecto, en los salones de este estilo, lo ornamental casi siempre está de más, y la belleza se alcanza a través de lo escultural de las pocas piezas elegidas y de su propia materialidad. Por ello, sube la decoración mediterránea, que ejemplifica con creces esta tendencia: materiales naturales y locales, con acabados al desnudo; un minimalismo amable y funcional, en el que nada sobre y todo sirva; un entorno silencioso en el que la luz juegue un papel esencial…
La casa del diseñador Gabriel Escámez es siempre referencia en este sentido. Racionalista, artesana, sencilla, áspera y vernacular, su vivienda respira, además, una personalidad única gracias a la cuidadosa elección de cada pieza.
Suben también los acabados ‘vistos’, como el cemento en casa de Escámez, o, de manera más radical, los antiguos muros que han mantenido intactos en una peculiar casa en Mallorca los miembros de Buc Arquitectura. La pintura ‘efecto cemento’ es asimismo tendencia, mientras que arrasa el uso de revestimientos naturales, como la arcilla o el mortero de cal. El uso de muebles de obra también aumenta, como vemos en la zona de estanterías de esta bella casa de vacaciones francesa.
Maximalismo ecléctico
Como los extremos se tocan, parece que este año disfrutaremos también de salones cada vez más maximalistas y eclécticos, en los que primará mostrar la personalidad de quienes lo habiten. Es una tendencia que empezó a dibujarse a finales de 2020, y que por fin va tomando una forma más audaz, mantenida en múltiples proyectos.
«El maximalismo vintage, con mucho color, calidez, antigüedades y toques eclécticos, está a punto de ser enorme. Creo que en la era de las redes sociales (¿que parece haber alcanzado su punto álgido?) todos anhelamos imprimir nuestro propio sello a los interiores. Empezamos a buscar piezas desconocidas y sin nombre para hacer que nuestros espacios personales destaquen entre la multitud», explicaba para la edición de AD EEUU Tali Roth, diseñadora de interiores.
El gusto por lo recargado, por el color, el arte, las plantas, los patrones decorativos, los objetos con valor sentimental y la acumulación de texturas es notable en cuentas con millones de seguidores, como The Jungalow, la marca de la diseñadora Justina Blakeney, que precisamente este año se ha colado en las páginas de las ediciones internacionales de la revista.
Ella misma contaba a AD España: «Siempre me ha gustado crear a partir de una buena mezcla de objetos de épocas, culturas e historias diferentes. El ambiente acaba por ser ecléctico, exuberante, vibrante y único«.
El interiorista Iñigo Iriarte acaba de demostrar lo bien que funciona este estilo cuando se trata de aportar identidad y carisma en un piso de San Sebastián del 1900 cosido a base de piezas con solera y carácter. “No todo lo que se escoge tiene que ser caro”, cuenta el interiorista. «Se pueden reutilizar o intervenir elementos económicos para que se acerquen al efecto que estamos buscando”.
“Salimos de la pandemia con gran energía, y con ganas de mostrarlo al mundo. Esto nos lleva a una explosión de los extremos, del minimalismo, que reflejan la búsqueda de calma y el equilibrio personal, al maximalismo. Este último explora la necesidad de aportar personalidad a los espacios en los que vivimos, para humanizarlos y sentirlos nuestros, mezclando estilos y sumando identidades sin limitarnos. Así, veremos desde la calma más equilibrada, inspirada en la naturaleza, en busca de la paz y el sosiego, a la miscelánea más estridente y estrambótica, mezclando patterns, colores y texturas”, resumen desde IKEA.
La marca, de hecho, nos sorprendió ya en marzo con una explosión de geometría y color, un extremo en el que parece que seguirá profundizando en 2023: “Se llevarán los estampados grandes con motivos orgánicos, como palmeras o vegetales, para crear espacio coloristas y con cierto aire retro, que también será tendencia. Se volverá introducir acentos de color en todas las estancias del hogar, aportando nueva vitalidad y alegría, con una paleta de colores cálidos muy luminosos: fucsia, naranja, melocotón, coral, amarillo… que se contrastarán con el verde clásico, el gran color de la primavera en complementos y moda».
Desde Westwing añaden: “Destacará el verde oliva tanto en objetos inesperados, como un sofá o un puf, como en jarrones de estilo minimalista e, incluso, papeles pintados. Del mismo modo que ocurre con el marrón y todas sus gamas, triunfarán los colores que nos trasladan a la naturaleza, mezclados con materiales en crudo, como la madera”.
“El año 2023 viene caracterizado por colores profundos, para dar personalidad a las estancias. Nos alejamos de los colores vivos y pasteles para dar paso a tonalidades con personalidad, que combinadas con colores más vibrantes, darán vida al hogar. Muebles con acabados oscuros como el nogal serán también protagonistas, combinados con acabados metálicos, que aportarán un toque industrial”, apuntan, por su parte, desde Kave Home. Y tienen razón: pintar de colores oscuros el salón es una tendencia que aumenta.
En cuanto a estampados, una buena noticia: suben los florales de estética Bloomsbury, tal y como nos cuentan desde Westwing. El bohemio círculo de pintores, escritores y pensadores que se congregaba en el barrio del West End, continúa ejerciendo una influencia cada vez más notable en el mundo del diseño un siglo después.
Y ojo, otra alerta: tras el ya constatado boom de la ropa de segunda mano -que está llevando a que incluso grandes marcas internacionales como Zara o H&M pongan en marcha iniciativas para la reventa, así como hace la propia IKEA con sus muebles-, no es de extrañar que, como apuntaba Delgado, reviva el gusto por lo vintage también en el mundo del interiorismo.
Por supuesto, es una máxima que siempre han mantenido viva los grandes diseñadores, pero que es más que posible que ahora se convierta en predilección global. La abraza, por ejemplo, Studio Akademos en uno de sus últimos proyectos: una casa parisina de aires retro donde destacan el buen uso de los bloques de color y una acertada elección de materiales y objetos decorativos de otros tiempos.
Ellos las prefieren… con curvas
Ellos, ellas, ¡todes! Porque la tendencia Bold no tiene visos de abandonar su reinado, sino todo lo contrario: “Las siluetas redondeadas serán las absolutas protagonistas en 2023. Podremos encontrarlas tanto en mobiliario interior como exterior, así como en decoración. Estas formas orgánicas aportan calma, tranquilidad y un extra de confort”, afirman desde Kave Home.
Desde IKEA se muestran de acuerdo: “Para buscar toda conexión con naturaleza y crear espacios acogedores, las formas curvas y orgánicas serán tendencia. En esto habrá dos direcciones: para los espacios minimalistas, estas siluetas crearán espacios calmados y en armonía. Para la tendencia maximalista y colorista, el mobiliario curvo será importante a la hora de crear estancias con mucha personalidad, pues las piezas sin aristas dan sensación de movimiento y dinamismo, a la vez que crean entornos más amigables, femeninos, delicados y ergonómicos”.
Combinando la tendencia vintage con la Bold, en su vertiente más maximalista y arty, encontramos la casa del fundador de L.A. Studio en Madrid. Su salón cuenta con mesa de comedor y sofás diseñados por el propio despacho; lámpara espejada de los años 60, adquirida en el Rastro; silla Standard, de Jean Prouvé para Vitra; cojines editados por Rug Company y comprados en Bsb y obra Arcano, de Jaume Plensa.
Por último, en su vertiente más minimalista, la apreciamos en otra vivienda que es obra de arte: la que el director creativo Iebele van der Meulen ha proyectado en Mallorca junto al arquitecto Tomeu Esteva: un templo del diseño que es un homenaje al color amarillo.