Baldosas de barro, muebles de obra, tonos tierras y verdes, fusión de los estilos nórdico y mediterráneo… Las casas de vacaciones que firma Heju Studio, están disponibles para estancias cortas, pero nosotros queremos quedarnos a vivir.
Suena un poco manido eso de hablar de ‘una casa de vacaciones en la que querrás quedarte a vivir’, pero qué le vamos a hacer, esta vez es cierto. La ‘culpa’ la tiene Heju Studio, despacho parisino de delicados diseños, siempre elegantes, informales, y con un punto de sorpresa.
Su equipo está detrás de Papotte, un complejo de cuatro viviendas en torno a un antiguo molino restaurado del siglo XV, en plena naturaleza. La propiedad se extiende sobre 2,5 hectáreas, y posee una gran huerta, un estanque de pesca -alimentado por el río que cruza toda la finca- extensos campos, un gallinero y una cafetería que es también tienda de comestibles para los huéspedes.
“Teníamos muchas ganas de trabajar en la creación de un verdadero espíritu poético, singular y, sobre todo, armonioso, para dar sentido y vida a este magnífico lugar en el corazón del valle del Ouche”, explican los dueños del alojamiento.
“Ubicado en Bligny-sur-Ouche en Borgoña, el molino Papotte reúne cuatro casas de vacaciones con atmósferas audaces y únicas. Nuestra mayor aspiración, y la de los propietarios, era crear casas con alma y personalidad real, para imprimirles una sensación de emoción y desconexión total”, añaden, por su parte, desde Heju.
Basta un vistazo para saber que lo han conseguido. Con una estética muy alejada de la asepsia que suelen presentar este tipo de viviendas, los interiores de Heju, con un pie en el estilo mediterráneo y otro en el nórdico, destacan por sus muebles de obra, los materiales naturales e imperfectos, los colores terrosos, un uso abundante de las texturas y mucha calidez. En suma, por compendiar con acierto, sustancia y corazón lo mejor de las tendencias actuales.
Le 2: inspiración nórdica
Un ejemplo perfecto de todo lo anterior es Le 2, de 40 metros cuadrados, perfecta para una pareja. “Situada junto al río, la imaginamos como una casa de pescadores nórdica de sencillez pura y con una gran entrada de luz. Decorada de la mano de la tienda La Lune, combina artesanía y piezas antiguas vintage”, detallan los profesionales.
Y continúan: “Hemos dado protagonismo a los materiales naturales e imperfectos, como el parquet de roble, los pavimentos de terracota y los grandes paneles de chopo que llegan hasta el techo. El salón y el dormitorio están sutilmente divididos por un biombo Circa”.
La Lune, por cierto, es un capricho tras otro. Su gama de productos para el hogar no solo es estéticamente irresistible, sino que también es sostenible, pues está compuesta por objetos vintage o producidos de manera respetuosa. “Cazamos y valoramos objetos antiguos, y nos asociamos con artesanos y artesanas independientes para ofrecer su trabajo único”, cuentan sus responsables.
Le 6: cruda y sofisticada
Le 6, por su parte, es una casa de 110 metros cuadrados pensada para seis personas, con un ambiente tan sobrio como acogedor. “La planta baja se desarrolla como un único espacio abierto y radical, cubierto de hormigón pulido, donde se combinan lo crudo y lo sofisticado”, apuntan desde Heju.
“La cocina de madera oscura se ve realzada por una encimera de mármol Botticcino, detalles en latón oxidado y un tablero acanalado. En la parte trasera de la sala, la librería ha sido construida a base de formas geométricas, mientras que la escalera arquitectónica verde se despliega hacia el nivel superior. Los tres dormitorios han sido diseñados como cajas de colores apagados, perforados con pequeñas ventanas que enmarcan el jardín exterior. Una cinta de zelliges en tonos anaranjados rodea el baño y da forma al lavabo”, relatan.