En la búsqueda por reducir gastos de recursos, capital y tiempo, el sector de la construcción ha optado por métodos innovadores como el uso de estructuras modulares, y cada vez son más los inversores que ven en los sistemas prefabricados, el futuro de la construcción.
En el caso de México, destaca Mario Abeyta Meléndrez, fundador de Structurall, un negocio dedicado en un principio a la renta de espacios móviles. Una década después decidió incursionar en la industria de la construcción prefabricada y creó su propia línea de productos, con la cual ha logrado convertir a Structurall en la empresa mexicana líder en construcción modular.
Esta industria, aseguró Abeyta, es prácticamente desconocida en suelo nacional, pero su tendencia indica que en 10 años la construcción modular tendrá su auge en México y Latinoamérica; de hecho, en la actualidad Structurall trabaja ya en tratos comerciales con Perú y Guatemala.
De acuerdo con un estudio elaborado por McKinsey & Company en 2019, se analizó la viabilidad de la construcción prefabricada y su inserción en el mercado durante los últimos años a nivel mundial.
Los resultados arrojaron que los clientes de la construcción, bienes raíces e infraestructura se han cambiado al modelo industrializado o se encuentran trabajando en las estrategias sobre cómo pueden hacerlo, pues han advertido un estancamiento del crecimiento de la productividad en el sector de la construcción siguiendo los procesos convencionales.
Asimismo, se estima que para 2030 en los principales lugares donde se invierte en la industria de construcción prefabricada, como Europa y Estados Unidos, se generarán anualmente 22 mil millones de dólares de ahorro.
«El futuro de la construcción es modular debido a los numerosos beneficios que ofrece en comparación con el proceso constructivo tradicional. Por ejemplo, el ahorro significativo que produce el uso de estructuras prefabricadas oscila entre 20 y 30 por ciento. De igual manera, reduce los tiempos de construcción entre 20 y 50 por ciento», señaló Mario Abeyta.
Entre otras virtudes destacó la sostenibilidad, pues el proceso de construcción modular no deja huella en el suelo. Los edificios modulares pueden ser desmontados y los módulos recolocados o renovados para un nuevo uso. Eso, aseveró, minimiza la demanda de materia prima y la cantidad de energía empleada para crear un edificio, reduciendo el impacto ambiental.
Abeyta Meléndrez dijo que con Structurall apostó acertadamente al futuro de la construcción, pues las soluciones armables, desarmables y reubicables que maneja son la opción para cualquier proyecto empresarial.
«Cabe señalar que los módulos y paneles se pueden ajustar a las necesidades de crecimiento de sus propietarios, ya sea de ampliación, tanto horizontal como vertical, o bien de reinstalación del mismo edificio en otra parte», concluyó el fundador de Structurall.
Fuente: https://www.reforma.com/