Con motivo del Mundial de Qatar, todas las miradas del globo se han centrado en el pequeño país de Medio Oriente. Y, si bien la ingeniería que yace detrás de los estadios levantados para la competición ya ha atraído las miradas de todo el sector arquitectónico, los edificios que adornan el skyline de la capital catarí no deslucen en absoluto en comparación.
La ciudad de Doha es una de las más jóvenes del mundo. Hasta hace 90 años, la población catarí era nómada: aprovechaba los meses fríos para ir a la costa a recibir a los barcos de pescadores de perlas, y partía al interior en los meses cálidos a refugiarse en la vegetación del desierto. A partir del descubrimiento del petróleo en la década de 1930 y, especialmente, de la nacionalización de las refinerías en los 70, la ciudad creció de un pequeño puerto a la metrópolis de 2 millones de habitantes que conocemos ahora.
Como resultado, prácticamente el 100% de lo que podemos visitar en Qatar es de nueva construcción. Y se trata de novedades financiadas, en gran medida, por el gobierno del cuarto país más rico del mundo. En pocas palabras, construir en suelo catarí es el sueño de todo arquitecto: sin límites económicos, el único techo es aquel donde toque la creatividad del diseñador.
Repasamos los rascacielos y edificios más espectaculares que veréis si os desplazáis al Golfo Pérsico a ver el Mundial de Qatar.
1. Torre Doha, la obra (premiada) del Pritzker Jean Nouvel
Desde el año 2012, la Bahía Oeste catarí tiene un protagonista de honor: la Torre Doha, una imponente construcción firmada por el premio Pritzker Jean Nouvel. Creada en forma de bala, igual que la Torre Agbar de Barcelona (obra del mismo arquitecto), la Torre Doha no es la más alta de su entorno, pero sí una de las más llamativas.
Sus 238 metros de altura están cubiertos de lamas que forman el patrón Mashrabiya, una decoración clásica de la cultura islámica. El origen de este entramado está muy ligado a las particularidades de su religión. Dado que en el islam no se permite la representación de figuras humanas, tradicionalmente se ha empleado la geometría para aludir a la perfección de Dios. De este modo, una construcción evidentemente moderna rinde homenaje a una historia milenaria, una dualidad que veremos repetida en toda la cultura de Qatar.
La Torre Doha no solo es bonita, sino también rompedora. Se trata del primer rascacielos creado con columnas internas de hormigón armado que forman cruces que se conectan con la fachada cilíndrica. Su diseño le valió el premio al Mejor Edificio Alto de Oriente Medio y África del Norte en el año de su construcción. Hoy alberga 46 plantas de oficinas.
2. El Museo de Arte Islámico, un mausoleo de Ieoh Ming Pei con referencias a la Alhambra de Granada
Ubicado en una isla artificial en la bahía de Doha, el Museo de Arte Islámico ofrece una colección breve pero valiosísima. Sus 35.000 metros cuadrados están colocados sobre un parque de 10 hectáreas que se ve rodeado por un malecón curvo.
El arquitecto estadounidense Ieoh Ming Pei se tomó muy en serio la necesidad de representar la tradición árabe en este museo. Antes de empezar el proyecto, pasó seis meses visitando las obras maestras de la arquitectura islámica. Una de sus paradas, la Alhambra de Granada, recibe un homenaje en el interior del Museo.
Finalmente, escogió como inspiración principal la mezquita de Ibn Tulun de El Cairo, de formas geométricas sencillas. Esta construcción fue definida por Ming Pei como “la esencia de la arquitectura islámica”. El Museo cuenta con dos patios con fuentes desde las que se puede disfrutar una vista única del corniche.