‘City’, la ciudad del futuro proyectada por Michael Heizer ve por fin la luz tras 50 años de construcción

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  • En pleno desierto de Nevada, el artista Michael Heizer abre al público la mayor obra de arte contemporáneo del mundo, City: una ciudad sensorial en comunión con la naturaleza.

Situada en la zona del Monumento Nacional de Basin and Range, City, de Michael Heizer, no tiene comparación. Aunque sus formas geométricas, suaves y afiladas a la vez, pueden recordar al decorado de una película de ciencia ficción o a una antigua ciudad perdida, lo cierto es que no se parece a nada que hayamos visto antes. Con una extensión de casi dos kilómetros y medio y unos ochocientos metros de anchura, este proyecto faraónico ha tardado cincuenta años en ver la luz. “Cuando Michael Heizer inició este proyecto en 1972 buscaba grandes espacios abiertos con suficientes recursos naturales para poder llevarlo a cabo. Fue en Garden Valley, Nevada, lugar en el que su familia se estableció en el siglo XIX, donde el joven artista decidió dar rienda suelta a su proyecto”, explica Kara Vander Weg, directora de la galería Gagosian y vicepresidenta de la fundación Triple Aught, creada en 1998 para explotar City. Medio siglo después, surgió esta ciudad fantasma del futuro, inspirada en las investigaciones arqueológicas de su padre en Egipto.

Materiales locales y estética minimalista

En sus extremos, dos estructuras –Complex One y 45°, 90°, 180°– entre las que se despliega un paisaje lunar de líneas puras. Compuesto por cavidades y montículos de roca, arena y vegetación trazados en línea, ofrece múltiples puntos de vista sobre el espacio circundante. Complex One es la primera obra en la que ha trabajado el escultor, que tiene más de 70 años, y presenta volúmenes cuadrangulares de hormigón, acero y piedra, similares a una mastaba o una pirámide imaginada por los primeros pueblos. Por otro lado, las formas triangulares y rectangulares de 45°, 90°, 180°, con misteriosas elevaciones e inclinaciones, evolucionan en un juego de luz cambiante

“Su vocabulario, de estética minimalista, continúa con sus estudios realizados a partir de los años 60”, dice Kara Vander Weg, que además señala que “City utiliza un lenguaje que recuerda al de sus esculturas negativas, creadas por primera vez en 1967, y plasmadas en 1969 en su obra Double Negative en Mormon Mesa, cerca de Overton, Nevada. Complex One también hace referencia a sus primeras pinturas abstractas”. Durante el colosal proceso de construcción, el artista pudo pensar y replantear sus primeros diseños, haciendo múltiples ajustes. “Por supuesto, trazó los planos que guiaron sus inicios”, añade, “pero sus intenciones evolucionaron y requirieron, con el tiempo, mejoras adicionales realizadas in situ“. Anexos para una construcción titánica que, finalmente, ha costado un total de 40 millones de dólares. Financiado inicialmente por el artista, el proyecto atrajo gradualmente a numerosos donantes y apoyos institucionales, como la Dia Art Foundation de Nueva York y sus mecenas, así como el MoMA de Nueva York y la Lannan Foundation de Nuevo México. Para crear este inmenso laberinto de formas casi brutalistas, Heizer utilizó materiales locales. La arcilla, la arena y las rocas de esta naturaleza abrasada por el sol se recogieron utilizando métodos que respetan la flora y la fauna. “La cuestión medioambiental es crucial para Heizer”, dice Kara Vander Weg, “City se construyó perturbando lo menos posible el hábitat. Los visitantes pueden descubrir la vegetación autóctona, las aves y otros animales salvajes”.

Desde el pasado mes de septiembre, tan solo seis personas por día tienen permitida la entrada a esta obra monumental. Su viaje, sin guía, es una experiencia física íntima en comunión con los elementos naturales. Acompañados por la música de las pisadas sobre la grava y el silencio circundante, los visitantes pueden sentir el abrazo de una fuerza primitiva, casi ancestral. La Fundación Triple Aught celebra “el respeto con el que City fue creada en la tierra que los pueblos Nuwu (Paiute del Sur), Newe (Shoshone del Oeste), y sus antepasados llaman hogar”. Esta escultura-ciudad, que desafía el tiempo y el espacio, se ha convertido en una experiencia casi religiosa para todo aquel que la recorre.

Fuente: https://www.revistaad.es/arquitectura/articulos/city-ciudad-futuro-michael-heizer

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