La arquitectura que surge del suelo

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  • Las construcciones realizadas por el ser humano, con su carácter firme y duradero, es uno de los pocos cometidos que establecen una conexión física con la superficie de la Tierra.

El paisaje que nos rodea es aquello que nos ha sido concedido. La naturaleza ha seguido su curso -y lo sigue haciendo-, transformando y evolucionando el interior del planeta. Un claro ejemplo de transformación es lo que ha pasado recientemente con el volcán de La Palma. Hemos podido ver cómo ha transformado el entorno de la isla y aquí la mano del hombre no ha podido hacer nada, solo salvar lo que ha podido y observar. Pero a lo largo de la historia de la humanidad el ser humano también ha ido transformando el entorno en el que vivía y vive. A través de la arquitectura ese paisaje es modificado, mediante construcciones de todo tipo realizadas a lo largo y ancho del mundo, así como hacia abajo o hacia arriba.

Durante años, el arquitecto holandés Bjarne Mastenbroek y su estudio de arquitectura, SeARCH, han ahondado en la relación que la arquitectura ha tenido, tiene y tendrá con su entorno, concibiendo los edificios como paisajes que encajan en su emplazamiento sin dominarlo ni perturbarlo. El trabajo de Mastenbroek se caracteriza por una exploración continua de la relación íntima y recíproca entre arquitectura y el lugar siendo muy consciente de la escasez de tierra y creyendo firmemente en utilizar este recurso de manera más inteligente para darle a la «naturaleza» más espacio para sobrevivir. Para Dig It!, han profundizado en la historia de la cultura de la construcción y sacado a la luz fascinantes ejemplos de esta filosofía, algunos muy conocidos y otros que previamente se habían pasado por alto.

A través de casi 1.400 páginas, Mastenbroek junto al fotógrafo Iwan Baan y más de 500 dibujos analíticos de SeARCH, recuperan y muestran la armonía entre la arquitectura y la superficie de la Tierra, reconociendo el esfuerzo por volver a conectar arquitectura y paisaje, por unir la construcción con el terreno.

Durante siglos (especialmente en Occidente) nos hemos considerado separados y superiores a la naturaleza, alejándonos y definiendo nuestros propios sistemas y orden, y únicamente hemos utilizado el suelo como un cimiento pasivo. Otras veces hemos buscado la conexión y recurrido a la naturaleza en busca de ritual y religión, protección fortificada y equilibrio ecológico y con Dig it! Building Bound to the Ground (Taschen), tenemos una ocasión espectacular para recordar, aprender e indagar en esa arquitectura transformadora y adaptativa. Analizando estructuras de los últimos milenios, desde iglesias africanas esculpidas en piedra y aldeas chinas excavadas en el terreno hasta vibrantes viviendas parisinas cubiertas de vegetación y una villa construida en los acantilados de Capri.

Dividido en seis capítulos, este original y excepcional estudio, revela la conexión de la humanidad con la tierra, a través de la cultura de la construcción, categorizando las múltiples arquitecturas que se encuentran realizadas en todo el mundo, mostrando y dando significado a aquellas que son construidas. como los edificios que se encuentran debajo de la corteza terrestre, lo que permite observar un paisaje ininterrumpido por encima, es decir, la arquitectura está enterrada.

Hay algo paradójico en una arquitectura subterránea. En un campo donde los iconos compiten por la atención, el edificio subterráneo se esconde, lo que obliga a juzgar la arquitectura no por su imagen sino por cómo funciona, cómo gestiona las líneas vitales de la estructura, la temperatura, el aire y la luz. Varios ejemplos son: la meseta de Yaodong Loess, China 300 a. C.-presente, el Templo de Kailasa Ellora, India 756-773 d. c., o el mismísimo Louvre de París y su famosa ampliación en los años 80; en España encontramos el cementerio de Barcelona ideado por Enric Miralles.

Otra categoría de la arquitectura es la de su capacidad de incrustar la construcción en el paisaje, ya que comparten una posición equitativa dentro de la corteza terrestre. El edificio está incrustado en el paisaje y el paisaje se manipula para adaptarse al edificio, por lo que trazar la línea imaginaria entre arquitectura y paisaje es un tira y afloja. Podríamos argumentar que los muros tienen un voto decisivo cuando se trata de desentrañar los dominios de las dos disciplinas. Nos gustaría reclamar muros traseros sin techo: los pozos escalonados del norte de la India seguramente están en el ámbito de la construcción. Pero, ¿qué es un solo piso con muebles en lo alto de una montaña? ¿Es esta la cima a la que debe aspirar el arquitecto, el menos es más, o casi nada, de Mies van der Rohe? Esta categoría envuelve a arquitectos como Frank Lloyd Wright, Enric Miralles, Antoni Gaudí, Eduardo Souto de Moura.

También está la capacidad visual y constructiva de absorber. El edificio se asienta sobre el suelo y recibe información de la tierra que hay debajo y altera el paisaje circundante. A su vez, el paisaje dicta el interior. Trabajamos constantemente el suelo, minando y remodelando su superficie. Literalmente, movemos montañas, trasladamos la tierra de un lugar a otro, la trituramos hasta convertirla en cemento, la quemamos en ladrillos y la fundimos en vidrio. Construimos y derribamos, una y otra vez, dejando huellas de nuestra presencia en sus estratos. Hoy esta ocupación cubre casi cada centímetro cuadrado de nuestro planeta, y nuestra urbanización reciente representa un engrosamiento de esta corteza antropogénica.

Además se encuentra la capacidad de generar formas, a través de la espiral que retuerce el suelo hacia arriba o hacia abajo, multiplicando la superficie del edificio sin dividirlo en plantas discretas. La fluidez del dinero y la continuidad de la superficie ofrecen una forma de unificar edificio, infraestructura y paisaje, hasta llegar a esculpir el espacio que se excava en el centro del edificio, para formar un nuevo paisaje interior.

Los elementos naturales de aire y luz están invitados al interior y encerrados. Así la construcción de un gran espacio abierto dentro de un edificio siempre ha tenido un lugar especial en la cultura de la construcción. La motivación para construir el espacio colectivo como el método para hacerlo, conforman un relato enredado, donde solo brevemente el espacio abierto de un vacío y la masa de la estructura que lo encasilla entra en escena. Se busca aquí un equilibrio arquitectónico y social antes de volcar una vez más.

Los edificios aprenden del paisaje mediante la imitación. Imita y simula características y sistemas naturales, terrazas, ramificación y crecimiento por lo que la construcción y el paisaje han comenzado a fusionarse.

Estos seis ítems o categorías son vitales para el arquitecto y su arquitectura, porque no solo de números, líneas, estructuras y materia, está formada la arquitectura, toda ella debe ser estudiada y evaluada allí donde se vaya a implementar, para conseguir entornos funcionales y paisajísticos que ayuden a aquellos a los que la van a habitar. Como decía Le Corbusier la «máquina de habitar» debe cumplir una función, su función de arquitectura y cómo interactúas con el suelo en donde emerge.

Un libro que ofrece un recorrido por el paisajismo arquitectónico, desde lo más clásico y emergente de culturas anteriores hasta llegar a la modernidad actual, fuente de inspiración y conocimiento sobre arquitectura. Diseñado por el Estudio de diseño gráfico Mevis & Van Deursen, con sede en Ámsterdam. Fue fundado por Armand Mevis y Linda van Deursen en 1987. Es ampliamente reconocido por su trabajo de diseño innovador en el sector cultural, incluida la identidad del Museo Stedelijk, las colaboraciones con el dúo de moda Victor & Rolf y numerosas Publicaciones sobre arquitectura y diseño. Impartiendo una visión del diseño gráfico como parte activa del mensaje, sus compromisos educativos incluyen la Academia Gerrit Rietveld, Werkplaats Typografie y la Escuela de Arte de Yale.

Fuente: https://abcblogs.abc.es/

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