Las mejores vistas de Colombia están en esta casa de hormigón y madera

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  • A las afueras de Medellín, la Casa JL se convierte en un santuario en el que vivir en desconexión de la ciudad pero cerca de ella, en equilibrio con la naturaleza y con espacios abiertos y vistas desde la montaña a la ciudad.

Medellín es una ciudad rodeada de montañas, con teleféricos que conectan una ciudad en casi todos sus puntos y unas temperaturas agradables durante todo el año. Con este premisa, 5Sólidos ha diseñado una casa que se erige en la montaña y contempla la gran metrópolis desde la distancia, marcando su relación con el terreno y la naturaleza en perspectiva y aprovechando las características especiales de la zona.

La Casa JL quiere reflejar su entorno tanto en la forma como en el proceso, y “crecer en la montaña”. Es una vivienda abierta y fluida, muy conectada al exterior y definida por él, pero que a la vez deja privacidad a cada uno de los espacios que la conforman. Un volumen rectangular en forma de V que se divide por dos niveles, con una escalera de caracol como centro de la vida y de la propia construcción, que rompe esa simplicidad del interior de manera orgánica y ordenada.

En la primera planta se sitúan los dormitorios, conectados entre ellos por una terraza cerrada, para dar mayor intimidad a cada habitación; en la principal, un gran salón se juega el protagonismo con la piscina infinita que ofrece vistas únicas de la ciudad y ejerce de espejo que refleja la montaña y el cielo y que va cambiando a lo largo del día y que contrasta con los colores de la naturaleza y el edificio.

Este nivel se concibe así como la zona más social, y está pensado para permitir la comunicación entre habitaciones y jardín dentro, siempre, de esa idea de espacio abierto. La terraza evita cualquier contaminación visual, haciendo que las vistas de la ciudad sean las más importantes.

Asimetría y sencillez en el interior

Las formas geométricas y la asimetría de la estructura están estudiadas e intencionadas. En su favor juegan los materiales utilizados en la construcción que, ante todo, debían ser básicos y sin demasiado tratamiento. El edificio es de hormigón visto, creando un carácter brutalista en sus esencia, y se combina con paneles de madera tanto en interior como en el exterior para separar espacios.

Estos elementos más orgánicos crean armonía en el espacio, resaltando la relación de la arquitectura con el lugar y convirtiéndolo, entonces, en un edificio diseñado para los sentidos, un santuario a las afueras de la ciudad que permite contemplar la naturaleza de cerca y la vida urbana de lejos. El mobiliario es sencillo y se ubica con sentido, creando también esa relación existente con el terreno y la tranquilidad. No existe demasiada decoración y el minimalismo en la elección de los objetos es importante.

Fuente: https://www.revistaad.es/

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