Un diseñador de iluminación comparte tres aspectos positivos de las luces empotradas y tres cosas a tener en cuenta.
Las luces empotradas, a veces llamadas luces de lata, son una característica de muchos hogares bien iluminados y una herramienta favorita de los diseñadores de iluminación profesionales. Estos accesorios a menudo discretos son excelentes para agregar drama o iluminar encimeras, pero también pueden crear interiores excesivamente oscuros e incluso un deslumbrante resplandor. Aquí hay tres ventajas brillantes de las luces empotradas y tres inconvenientes comunes a considerar antes de instalarlas.
3 Luces Empotradas
¿Por qué muchos profesionales del diseño aman las luces empotradas? Porque cuando se trata de agregar drama, crear luz enfocada o ocultar una fuente de luz, los accesorios empotrados son una opción ideal. Sigue leyendo para aprender más sobre estos efectos de iluminación y cómo usarlos en tu hogar.
- Luz Dramática: Como un foco en un escenario, un haz de luz fuerte que brilla sobre una pintura o estatua preciada llama nuestra atención. Las luces empotradas también pueden agregar un drama significativo a un espacio al resaltar características arquitectónicas como la cara de piedra de esta chimenea.
- Luz Enfocada: Las fuentes de luz ambiental como las lámparas colgantes y las lámparas de pie no son excelentes para “empujar” luz utilizable hacia abajo en encimeras, mesas y sillas de lectura porque sus haces de luz se descomponen antes de llegar a su destino. Las luces empotradas hacen esto mejor. También destacan en la iluminación de espacios de doble altura, como el que se muestra aquí, especialmente cuando se usan con distribuciones de haz estrecho.
Mientras más estrecho sea el haz de luz, más fuerte brillará en un lugar particular. Por ejemplo, un foco proporciona un haz de luz fuerte y enfocado, mientras que un reflector proporciona un haz más amplio pero menos enfocado.
- Luz Oculta: Nada supera a una luz empotrada para proporcionar lúmenes discretamente. Los tamaños de las luces empotradas están cada vez más pequeños. Las latas estándar de 6 pulgadas están siendo reemplazadas por latas de 2 y 3 pulgadas, lo que resulta en un techo más elegante y limpio.
Contras de las Luces Empotradas
Pero como la mayoría de las cosas en la vida, las luces empotradas no son perfectas. Tres problemas comunes creados por las luces empotradas son el “efecto cueva”, las “bombas de deslumbramiento” y las “salidas de energía”. Sigue leyendo para aprender más sobre cada uno de estos efectos de iluminación y cómo evitarlos.
- Efecto cueva: Los diseñadores de iluminación se refieren al efecto cueva al describir habitaciones con luces empotradas que dejan las paredes oscuras. Esto puede ser justo en un cine en casa como este, pero otras habitaciones a menudo necesitan más capas de luz para crear un espacio brillante y cómodamente iluminado.
- Bombas de deslumbramiento: Aunque generalmente se comercializan como luces “empotradas”, algunos nuevos accesorios LED apenas están empotrados en absoluto. Con apenas un cuarto de pulgada de profundidad y una lente esmerilada brillante, estos accesorios pueden ser bombas de deslumbramiento que contribuyen a la fatiga visual, dolores de cabeza y cansancio. Esto es especialmente cierto en espacios abiertos donde nos relajamos y nos sentamos durante largos períodos.
En esta brillante cocina, sin embargo, los accesorios LED poco profundos a lo largo del perímetro de la habitación hacen un buen trabajo iluminando los gabinetes superiores. Pero para la iluminación ambiental general, es mejor optar por accesorios empotrados más profundos.
- Salidas de energía: Las luces empotradas son el objetivo de los especialistas en energía, ya que crean agujeros en el techo que pueden dejar salir el calor durante el invierno y entrar durante el verano. Para minimizar los costos e incomodidades de la pérdida de energía, muchos fabricantes ofrecen accesorios sellados al aire o clasificados para aislamiento que limitan la pérdida de calor. Sin embargo, en un porche sin aislar como este, no hay necesidad de preocuparse por la pérdida de calor.
